
Hola, soy Sònia y tengo un perfil AACC
Quiero antes que nada, aclarar que no soy psicologa y no hago diagnósticos ni trato con ellos. Tampoco tengo un diploma de experta de AACC. Sí tengo una experiencia y vivencia personal que pueden ayudarme a acompañarte mejor si tu también tienes este perfil.
Porque entiendo tu sensibilidad emocional y tu forma de conectar ideas. Entiendo que has tenido que activar unos mecanismos para poder pasar desapercibida o reconocida. Aunque esto vale para todo el mundo y define nuestra forma de relacionarnos con el mundo
A los 8 años mi hijo me dijo que se quería morir porque era tonto.
Antes le habían diagnosticado un falso TDAH porque no era capaz de sostener las clases y su silla literalmente se movía hasta la pizarra. Este diagnóstico de TDAH en AACC es muy habitual porque no pueden gestionar emocionalmente lo que les implica estar en un aula todo un día.
En mi ansia por profundizar, me inscribí en la Asociación de TDAH y asisté a muchas ponencias. Allí empecé a verme reflejada en mi hijo y a ver que quiza no tenía un TDAH.
La identificación de AACC (concretamente superdotación) por tres psicólogos diferentes especializados en AACC, lejos de ayudarle en la escuela fue un camino arduo y muy difícil que acabó con bullying, cambio de escuela, y un montón de corazas que adaptó para protegerse de su entorno. Y a mí, como miembra de la junta de FANJAC en Barcelona durante dos años, coordinando actividades para los chavales con este perfil y sus familias. Famílias y niños, niñas que venían la mayoría de ellos muy desorientados y a menudo rotos.
Mi identificación vino a los 40 años, dos años después de nacer mi hija y darme cuenta que su intensidad emocional podía también estar relacionada con las AACC. Dos hijos, con dos padres distintos, no podía ser casualidad…
Los resultados de mis tests, están aún escondidos en un cajón, pues mi síndrome de la impostora me impedía reconocerme en ese perfil.
No me considero especialmente inteligente. Siempre me he rodeado (normal) de personas que lo eran más. Al menos por lo que entendemos socialmente como inteligencia. Más bien me he sentido una impostora. Ha habido mucho esfuerzo en mi vida basado en la comparación y el no “ser suficiente”.
Siempre he sentido que tenía como un radar para captar las emociones de los demás. De pequeña tenía una fantasía enorme y era super espontánea hasta que me hicieron ver que esto no tocaba. Todo esto me ha condicionado a la hora de relacionarme. Ya sea anteponiendo las necesidades de los demás a las mías o alejándome para no invadir y ser aceptada. También tuve una época muy rebelde que no buscaba nada más que la mirada del otro.
Se me ha tachado de intensa emocionalmente en algunos ambientes y de ser demasiado mental en otros, por lo tanto desarrollé un super mecanismo para calibrar esto, adaptarme y ser bien vista. Me cuesta aún entrar en contacto con la tristeza y el dolor.
Actualmente, no escondo este perfil. Ya no antepongo tanto las necesidades del otro. Sigo necesitando la buena mirada del otro pero soy conciente de ello. Sigo alejándome cuando siento que el otro se siente “amenazado” por mí o soy el espejo de sus proyecciones. Mi trabajo ahora es no alejarme y dejar que el otro asuma lo que le pueda generar y por mi ladon gestionar ese posible “no ser aceptada”.
Actualmente con nuevos estudios se cree que un 20% de la población tiene este perfil aún así sigue siendo objeto de leyendas urbanas, prejuicios y como resultado mucho malestar emocional.
Por todo esto, creo que puedo ser una buena acompañante para tí. Un lugar de escucha sin juicios donde te acompañe a tu lado.
¿Qué me dices?
Da el primer paso hacia tu nuevo yo